La pérdida definitiva de la muestra de moda urbana B&B marchándose a Berlín la próxima edición da que pensar si Feria de Barcelona está en decadencia. Ya son varias ferias que parecen devaluarse y esto conlleva a una disminución de ingresos en la ciudad perjudicando al taxi, entre otros.
Va siendo hora de pedir explicaciones a los gestores responsables de estos eventos sobre si es cierto que otras ciudades ofrecen mejor acogida a los expositores, o si es más económico invertir en otras ciudades. Y sobre todo, si se puede recuperar, qué se puede hacer.
No me vale lo que dijo el director de turismo de Barcelona en su día sobre lo de moderar precios, pues es sabido que los hoteles en Barcelona sobrecargan sus precios cuando hay estos eventos, y los taxis cobran lo mismo como en otras fechas donde no hay ferias, por lo tanto, deberían revisar el precio de montar un stand y el de los hoteles, pues no es de libro querer recuperar las perdidas con estas ferias. Como no sería de recibo que el taxi cobrase el doble cuando realiza un servicio en momentos de crisis para recuperar lo perdido.
Ya son bastantes los espacio “faraónicos” que se han construido en Barcelona y la llegada de acontecimientos no acaban de venir. Se tiene la sensación de que son muy pocos los que se atreven a inaugurar un congreso, una gran feria, u otro acontecimiento internacional. Quizá habría que preguntarse cómo es posible que no haya pasado alcalde por Barcelona sin encargar una obra monumental para un acontecimiento, en teoría, de promoción de la ciudad, y al paso del tiempo se observa cómo estos lugares se infrautilizan. Un ejemplo claro es el Estadio Lluís Companys de Montjuïc, pues una vez se marche el RCD Espanyol de allí, ¿para qué vale? Otro caso es el del Forum, ¿es normal que se gaste el dineral en estos sitios y luego queden deserticos?
Cada vez entiendo menos lo que pasa, pero veo a ciudades como Madrid, (por no nombrar Valencia), como la crisis la pasan con menos trauma. Habrá que comenzar a mirar si nuestro dinero, y el que se quiere traer a Catalunya por medio del nou Estatut, se va a emplear en cosas que realmente son prácticas para la mejora de la vida de los ciudadanos catalanes, y para que los inversores en esta Casa Nostra podamos salir realmente reforzados y competitivos de esta travesia y no acabemos dependiendo solo de Gaudí.
Otro tema es la presión que sufrimos los que trabajamos en la ciudad de Barcelona por medio de vigilantes del orden circulatorio y del aparcamiento. No son capaces, los que dirigen a estos, de entender que hay 10.500 taxistas, y otros tantos transportistas que tenemos que para por motivos de fuerza mayor, y que cada vez es más difícil poner el coche en un lugar que no obstaculiza el tráfico sin que no seamos denunciados. Los sindicatos llevan meses pidiendo un margen para poder estar en zonas azules durante unos minutos para pasar a un lavabo de algún bar, porque públicos hace años que no existen, pero si lo haces en la calle eres denunciado también.
Con la cantidad de cargos destinados a la gestión de toda una ciudad, como es posible que uno se sienta tan desatendido y tan maltratado, y, a la vez, con una sensación de falta libertad de movimientos cuando no de expresión. Ojalá algún día Barcelona sea la ciudad de la libertad individual de las personas no solo sobre el papel, si no sobre la práctica también.